Hay que saber valorar lo que es un momento álgido en una semana que todo suele ser rutina.
Llevo una quincena, mas o menos que mi vida se ha visto vuelta del revés. Con lo fácil que era el deslizar lento de las horas, inmersa en la monotonía de los horarios fijos. Pero llegó la huelga.
Monstruo devorador que agota energías del pobrecito delegado del comité de empresa. La lucha casi fratricida de conseguir algo que crees justo contra la oposición de tus iguales que te llaman al alto por que estas siendo un respondón.
Así que en la noche el cansancio impide dormir pese a que es lo único que llevas realmente deseando todo el día.
La cama se convierte en el paraíso soñado y solo deseas que Morfeo venga a acunarte en sus brazos.
Creedme, las luchas por conseguir un salario mejor, una compensación, mas días de vacaciones... cualquier mejora, son siempre buenas. Pero que las organice otro!!!
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