Cuando leí el título de esta novela lo primero que
hice fue empezar a frotarme las manos como si no hubiera mañana, un tipo oscuro
como la medianoche!!! Vamos esto tenía yo que leerlo que seguro que el prota
era un malote. Pues sí que era un malote… de los que aburren hasta que dices
basta.
Érase una vez un malote que asaltaba caminos y que
era un maquinote luchando y cabalgando y haciendo todas las cosas que se
suponen que hacen los malotes. Un buen día pues el malote se queda tullidito y
desde entonces ya no puede ser malote y como lo buscan todas la autoridades
habidas y por haber, el solo se exilia a Francia y se esconde mucho. Nuestro
héroe está muy traumatizado y vive en un castillo en ruinas y tiene un lobito
amaestrado y es todo muy triste.
En otra parte no muy lejana llega un joven que en
realidad es una joven que anda buscando al malote. Y a partir de aquí la serie
de despropósitos y el aburrimiento llega a cotas máximas y decides empezar a
leer un de cada tres palabras porque has decidido que la vida del príncipe te
importa muy poco y la de la tonta de la chavala aún menos.
Para cuando llega el final en lugar de llorar de
tristeza al perder un amigo, lo que haces es llorar de alivio porque por fin
termino el tostón en el que se ha convertido la lectura de la novela.
Debo reconocer que de los cuatro libros que ya
tengo leídos, ninguno ha sido para tirar cohetes y eso es única y
exclusivamente culpa mía.
1 comentario:
Ja, ja, ja "malote" me gusto el termino.
Cuando leias la descripción del señor ¿te lo imaginaste como en la tapa?
Tuve la misma experiencia lectora. Doy fe de lo expuesto en este sitio. ¡Saludos!
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